Cultura

1929: las cinco primeras mujeres detenidas del movimiento feminista en España

HISTORIA

Hallan las actas del juicio contra las estudiantes del FUE detenidas por Primo de Rivera

Carmen Caamaño, Pepita Callao, Adelaida Muñoz y Lucía Bonilla Smith. Sus nombres no tenían más sitio en la Historia, hasta ahora, que un rinconcito perdido en La España del Siglo XX de Tuñón de Lara, del que después se hizo eco Mercedes García Basauri en un texto sobre la historia del feminismo en España. Hoy, en el Día Mundial de la Mujer, sus nombres vuelven a asomar gracias al trabajo de los alumnos del Taller de Empleo de Archivos del Servicio Público de Empleo Estatal que han hallado las actas de su juicio y el recurso a su sentencia por "injurias a Su Majestad el Rey".

Un poco de contexto: estamos en 1929, el antepenúltimo año del reinado de Alfonso XIII. Miguel Primo de Rivera dirige el Gobierno en una dictadura más bien paradójica: pese a la suspensión de muchos derechos políticos, Primo de Rivera se presentaba a sí mismo como un gobernante generoso para con los derechos individuales. Así, su Gobierno había regulado benévolamente el acceso de las mujeres a la universidad y a la Administración Pública.

Sin embargo, la decadencia del régimen y la expansión del movimiento obrero había llevado a las calles a multitudes de manifestantes, entre ellos muchos estudiantes universitarios. Algunas mujeres estaban también en las protestas. Por eso, la represión contra las algaradas llevó a la detención y procesamiento de cinco de ellas: las ya citadas Caamaño, Callao, Muñoz y Bonilla Smith, además de Isabel Téllez, a la que se refiere Tuñón de Lara y que fue detenida el 14 de abril de 1928, dos años antes de la proclamación de la República.

Téllez estudiaba Medicina; Caamaño fue después archivera del Archivo Histórico Nacional. Callao se casó con un futuro conseller de la Generalitat. Y de Bonilla Smith y Muñoz no se sabe nada más. Todas estuvieron vinculadas a la Federación Universitaria Escolar (FUE), aunque sus tareas fueran de apoyo logístico. Las mujeres no eran admitidas en la primera línea de los disturbios. Además, Tuñón señala que la delatora de Isabel Tellez fue María de Maeztu, la directora de la Residencia de Señoritas (la institución pareja a la Residencia de Estudiantes).

Su caso fue muy comentado en esa época. Primo de Rivera se refirió a ellas en privado e, irritado, anunció su intención de restringir los derechos que había concedido a las mujeres. Miguel de Unamuno, exiliado en Hendaya por esa época, aprovechó el caso para atacar a l dictador. Unamuno, en una carta pública, envió "¡Una bendición a esas honradas estudiantes que han hecho que el infrahumano macho, el repugnante garañón jubilado haya dicho que abjura de lo que él llamaba -mentecato- su feminismo y que no era sino la rijosa babosería del camello ante la hembra! ¡Benditas seáis, hijas de España, hijas mías, futuras madres de españoles libres, benditas seáis!".